jueves, 4 de septiembre de 2008

LOS VIRUS MENTALES Y COMO COMBATIRLOS


Ya en su obra "Identificación y cambio de creencias", Robert Dilts parece referirse a los virus mentales al mencionar la existencia de determinadas estrategias mentales que conducen a situaciones autodestructivas. Parece referirse a ellos al hablar de la existencia de unos "terroristas internos", responsables de determinado tipo de interferencias que sabotean nuestros esfuerzos por lograr nuestros objetivos. Donald Lofland desarrolla este concepto presentado por Dilts - tal como el mismo reconoce - en su obra "Elimina los virus mentales con PNL"´. Analiza en detalle este concepto. Mientras Dilts hace referencia sólo a las creencias limitantes y a los conflictos de creencias, Lofland lo extiende el concepto a las cinestesias y a otras formas resultantes de las combinaciones de ambos tipos.

Los virus mentales serían, al igual que los virus biológicos y los informáticos, programas. Mientras que los primeros lo son de tipo genético y los segundos están hechos de cadenas de instrucciones del lenguaje informático correspondiente, los virus mentales serían estrategias mentales, construidas sobre la base de elementos del sistema nervioso. En todos estos casos, tiene "vida" propia. El objetivo de todos ellos es su propia reproducción – en el caso de los virus mentales, estaría representada por la generalización y la transmisión a otras personas -, y en ese desarrollo afectan a aquello que los aloja, hasta la fecha, de forma básicamente destructiva en todos los ámbitos.
De forma específica, los virus mentales afectan a la congruencia mental, generando comportamientos autodestructivos. Según Donald Loflan se pueden identificar cuatro tipos de virus:
Los "desencadenantes", asociaciones que producen estados desagradables - los clásicos anclajes - como por ejemplo, alguien hace un gesto y eso nos saca de quicio, aunque no conozcamos a esa persona. Serían las estrategias mentales que se disparan con determinados anclajes.
Los "restrictivos", creencias limitantes, por ejemplo, cuando intentamos abordar un nuevo proyecto, pero de pronto nos vienen dudas sobre nuestras capacidades.
Los "Géminis", creencias correspondientes a partes en conflicto, por ejemplo, cuando por un lado queremos hacer algo interesante, pero nos cuesta levantarnos temprano para que nos dé tiempo. Todos estos constituyen el grupo de virus básicos. Por otro lado están,
Los virus especializados, los que denomina como "virus asesinos" que estarían en la base de las adicciones y la violencia, y que suelen ser combinaciones de los tipos anteriores. Sin embargo, de igual forma que los otros virus pueden llegar a tener usos positivos para el ser humano, tanto los biológicos como los informáticos, los virus mentales, pueden resultar también útiles al integrar su intención positiva de forma adecuada. Como el propio Dilts propone, esa parte no puede ser destruida, pertenece a nosotros mismos, debe evolucionar e integrarse. Se debe interpretar como un aviso de que se necesitan nuevos recursos para poder avanzar hacia el estado deseado y superar las dificultades que surgen. En este sentido, Donald Loflan propone su,
Terapia de Virus Mentales. La base de este modelo está en el reencuadre del significado de los acontecimientos. Propone cuatro enfoques: los factores que afectan a nuestro bienestar físico, como la práctica de actividades deportivas, la dieta y las técnicas de respiración, entre otras; las preguntas potenciadoras, preguntas que destacan aspectos positivos de lo que nos afecta; las técnicas de la PNL como el reencuadre de seis pasos, la técnica de compresión visual, entre otras y finalmente las técnicas de relajación mental que ayudan a una claridad mental que evita los efectos nocivos de esas estrategias mentales. Este modelo, en mi opinión, resulta interesante porque dirige nuestra atención sobre determinados elementos de nuestro pensamiento y que están en la base de nuestras conductas no deseadas. Analiza el desencadenante y la intención positiva de cada uno de ellos, ofreciendo unas técnicas de tratamiento específicas para cada caso. Todo ello favorece a una más adecuada aplicación de las técnicas de cambio y a una más rápida elección, mejorando la efecitvidad de las intervenciones. Pero si nos limitamos a buscar soluciones remediativas a los problemas que generan los virus mentales cuando aparecen, es como pensar que la mejor forma de curar una gripe es tomar constantemente medicación cada vez que aparece. La prevención es una actitud mucho más útil. Al igual que nos preparamos para no coger resfriados o protegemos nuestros ordenadores, también deberíamos proteger nuestra mente. Para ello debemos fomentar el hábito de la reflexión, de la introspección, y desarrollar una forma de pensar coherente. Esta es la mejor forma de mantener a raya la "epidemia".




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